Dos décadas

Hoy me encontré azarósamente -existirá esa posibilidad?- con Toto, un conocido de la época de la escuela secundaria. Se hacían grandes ravioladas en su casa. Allí nos juntábamos una mezcla de divisones de diferentes carreras, fui a una escuela técnica -el Raggio-, tiene 9 carreras y ochocientos mil alumnos, los agresados de allí somos como una comunidad, pudimos nunca haber cruzado palabra pero el que se mete con uno del Raggio, se mete con todos. Lo mismo debe suceder con el Nacional Buenos Aires y… en fin, que para variar me voy de tema.

Me contaba que tiene cuatro hijos mientras miraba el cochecito que yo llevaba, vacío, no, no se me perdió mi hija, es que los estoy por pasar a buscar por el jardín y las mochilas, la vianda, ellos. También me cuenta que se sigue viendo cada tanto con dos de mis ex novios -importantes- y reparo que uno se llama “Aquiles”, sí, tuve un novio que se llama “Aquiles” y que según vengo ahora a enterarme tiene 3 hijos y se acaba de divorciar.

En dos décadas pasamos de las ravioladas a los divorcios con hijos, no me quiero perder la película que estaremos viviendo dentro de dos décadas más.