Compré un minicomponente en un supermercado -sí, soy humana y hago esas boludeces-. Se rompió a los tres meses de uso. Garantía de por medio lo tuve que llevar seis veces al servicio técnico.
Sí, seis veces, lo arreglaban (?) y se rompía, de lo mismo, tenía más ingresos que un hipocondríaco a una guardia.
Esta última vez, mientras el empleado -amoroso, debo admitir que siempre me atendió muy bien- me imprimía por sexta vez el papelucho para retirar el equipo arreglado (?), imaginé que me convertía en una boa constrictor, que reptaba sobre el mostrador hasta abrir bien grande la mandíbula para engullirlo, luego de lo cual, enroscada en el árbol frente a la puerta de entrada, eructaba y hacía la digestión.
Algo de mi fantasía deber haber producido algún efecto en el ecosistema del local porque al llamado de, ¿te parece bien?, volví a la realidad para enterarme que lo que me estaba preguntando era si me parecía bien que él en vez de mandarlo una vez más para arreglo, pensaba pedir que me lo cambien por un equipo nuevo.
¿Las boas eructan?. Bueno, al menos no tienen celulitis.
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2 comentarios:
quiero ser boa este verano! bien por el empleado y por el equipete nuevo
Sí, pero lástima que se deciden a la sexta vez. No sé si celulitis pero se me ocurre que las boas deben tener mal aliento..
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