En alguna época de mi vida llegué; a creer en las fatalidades, en la suerte que me tocó correr, en que podía llegar a haber parte de mi ser que podía ser encerrado en la torre del castillo o simplemente ahogado.
En algún momento realmente llegué a creer que la solución a un problema podía consistir en ignorarlo, avasallarlo o matarlo.
Es posible que haya hecho algúna parábola de algun dicho popular, alguien alguna vez dijo: muerto el perro, muerta la rabia.
Pero hoy día se que no es así, hoy me han ayudado a comprender que no hay un problema en mí ser, o en mi vida, sino mas bien una actitud para interpretarla y vivirla.
Hoy día se que todo se relaciona con todo y sea cual fuera la combinación es posible la armonía sin actos mutilantes, nadie pensaría (sin profundizar en patologías psiquiátricas), en cortarse una mano porque "molesta".
Largo es el camino, complejo es el proceso, pero que gratificante es ver brotes de lo sembrado.
Brotes primaverales.
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