Gente que vive una vida envenenada. Muchas veces por no vivir la propia, o porque esta carece de espontaneidades y vivencias disfrutables, de salidas de las rutinas.
Gente que necesita ocupar las horas del día en el seguimiento exhaustivo de lo que hace otro, quizás envidiándolo por permitirse ser lo que no se permiten ellos a sí mismos, quizás utilizándolo como el eje transitorio de todos sus pesares.
Gente que alimenta con alpiste tóxico cada minuto de su existencia para alabar y transformar esa intoxicación narcótica en su sostén vital.
Gente que a fin de cuentas no es consciente de que viviendo así, se hace auto-daño.
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