viernes, 2 de julio de 2010

Verónica

Un dia, hace muchos años atrás, cuando yo era funcionaria publica, apareció una asistente que se sumaba a nuestro sector.

Ese dia, casi en ese momento, yo me enteraba que el Director de la Institución, la habia "trasladado" desde alli a nuestras oficinas, y que el motivo aparente seria que era una mala persona, motivo que hasta sus, en ese momento ex compañeras de Dirección, se habían ocupado de afianzar.

La realidad era que yo no la conocía pero recuerdo patente su cara expresando una mezcla de susto, angustia y desolación... desconcierto. Recuerdo una mujer quebrada, que si la tocabas se largaba a llorar desconsoladamente. Recuerdo la imagen de un perro de la calle apedreado y yo preguntandome, ¿cuán hijo de puta hay que ser para que te odien de ese modo?

Tambien recuerdo que mi primer reacción al verla así fue pensar que frente a tanto maltrato lo que esa mujer necesitaba era un poco de humanidad.

No recuerdo si la ayudé a conectar su computadora o que hice, pero estoy segura de que fue algo ínfimo.

Recientemente me enteré por interpósitas personas, que esa mujer -excepcional-, nunca olvidó que yo la habia ayudado a instalarse en su primer dia de trabajo en ese nuevo sector y; que la persona que me recuerda la historia me apodó, en ese momento, “Veronica".

- fuiste su Verónica.

No soy religiosa, de más está decir que me tuvo que contar quien había sido Verónica en la vida de Jesus, y luego pensé, que honor supremo haber sido su Verónica.

Que gran honor.

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