Mi hijo va una vez por semana a ver a una terapeuta que lo está asistiendo para que aprenda los recursos que necesita para no angustiarse tanto en la vida.
Y yo voy cada tanto a tener sesiones de actualización y supervisión. Encuentros en donde sigo aprendiendo. Soy psiquiatra y sin embargo aun tengo tanto por aprender.
Yo creia saber como las personas ansiosas de adultas llegaron a esa instancia, y con mi hijo estoy descubriendo sobre todas las áreas y aspectos en los que se puede trabajar desde muy temprana edad, para ahorrarle a ese futuro adulto, tanta angustia y frustración.
Adultos que llegan a esa etapa de su vida diciendo que no tienen capacidad para prestar atención a algo por mucho tiempo, adultos que ingieren un almuerzo/cena en 3 minutos. Adultos que sienten que siempre tienen que ganar o ser los mejores en algo, que muchas veces no notan que su contrincante se los va a llevar por delante, y por eso se exponen a desafios que les quedan grandes.
Porque para aprender hay que prestar atención y profundizar, algo que no es posible hacer si uno esta pivoteando de una cosa a la otra.
Porque ganar o perder son convenciones siendo que en realidad lo importante es participar, vivirlo, disfrutarlo e incorporarlo.
Miro a mi hijo evolucionar en su terapia y me maravillo en la fortuna que tiene por esta oportunidad de estar siendo asistido desde tan pequeño. Desatando nudos chiquitos, que aun no se han enmarañado. Para aprender a no llegar a la maraña, para darse cuenta que sucede algo y que lo mejor será resolverlo lo antes posible; con sus recursos alimentados, nutridos y mimados.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario