domingo, 22 de abril de 2012
Vidas y vidas
Y la señora contaba sobre sus orígenes de pueblo del interior, con costumbres deteneidas en el tiempo. Hacía un paréntesis en su crianza en colegio religioso y su participación activa en eventos que allí se realizaban. Describia la conformación de una familia y los "debes" de cada uno de sus hermanos, incluida ella.
Y como si hubiera realizado un salto cósmico se acercó a sus últimos años de vida describiendo sobre la maravilla y la complejidad de sus años de matrimonio, ahora narrados como recuerdo porque pese a todas sus convicciones sobre la vida, ella realmente creía que uno se casaba para toda la vida, se había divorciado.
Y hacía otro breve paréntesis sobre la trascendencia de ese proceso en su familia, hecho que inclusive alguna vez le había hecho experimentar la marginalidad y desprecio de aquellos religiosos con los que había crecido.
Y así mostraba su aparente fortaleza de humanidad y su extremadamente pequeño y precario desarrollo emocional, área que fantaseosamente habia creido acompañar a lo largo de toda su vida y que muy por el contrario, había guardado en una caja bajo un centenar de candados.
Y así andaba por la vida.
Y me dio mucha pena, comprender que a fin de cuentas, esa era la escena sobre la vida, que ella había elegido desarrollar.
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