Mi teléfono celular decidió hoy suicidarse en un charco de la calle. Bien por él, con convicción, como su ama, logró su cometido. Agonizando llegó al servicio técnico.
Luego el problema serían los contactos, no, no tenía copia de seguridad reciente, así que no preguntes porque te vas a comer una puteada importante.
Armé un mail para solicitar nuevamente los números de contacto para reagendar, ahora que lo pienso creo que entre los destinatarios alguno ya no está en este mundo terrenal, bueno sería que me diga cómo contactarlo. Me parece que mañana le juego al “00”.
Entre las otras cosas que me pasaron hoy perdí una bolsa que tenía cosas importantes en el transcurso de dos cuadras, al comienzo de los 200 metros la tenía en una mano y al finalizar no, mágia!, no, cosa de mandinga o para ser más justa de retardada mental.
Yendo con el auto a buscar en un estacionamiento a ver si habría quedado allí por error, me consulta un señor con un Audi en un semáforo: “disculpame, facultad de derecho queda por acá?”, lindo muchacho, lástima que no fue como en las publicidades y no me tiró una rosa con su número de teléfono, eso hubiera dado un día con saldo positivo.
Up-date 18/6: me reencontré con la bolsa, ahora sólo me falta reencontrarme con la situación de amar a un hombre que me ame... algo me dice que eso va a ser más complejo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
esas citas son cosas de los desodorantes
Publicar un comentario