A veces, por el inmenso afecto que sentimos por alguien, tenemos el afán de querer cuidarlo, y en ese acto no reparamos en que, mantener a ese alguien en desconocimiento de algo que inevitablemente afectará al vínculo, podría producir lo contario a lo buscado.
No queremos herir aún más a ese ser querido y sin darnos cuenta con nuestras acciones, podríamos estar dejando que ese ser fantasee con otras realidades no posibles.
Cuando la única realidad es, si se me permite hablar de realidades, que ese otro ser tiene derecho a saber cuál es su lugar en la relación, para así poder decidir qué es lo que desea hacer o dicho de otro modo, cuál es el rol que quiere ejercer.
Cuidar a alguien que queremos mucho también es ser completamente sincero, aunque eso genere dolor, algo implícito en toda circunstancia en donde alguno de los dos actores de la relación, se sienta frustrado.
Por eso, aunque parezca contradictorio, ese dolor que inevitablemente producimos al sincerarnos, también es una forma de cuidar al otro. Y de darle la oportunidad de emprender el proceso de poder soltarnos, de a poco, como pueda.
Transitando el saludable camino del desapego.
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5 comentarios:
cómo hiciste para saber lo que necesitaba escuchar?
Circunstancias difíciles si las hay...!
Vale la pena el esfuerzo; nos hace más íntegros, y mejores personas.
Avanti Reina.
:)
cuan cierto!
Ylek, estas conexiones estelares me impresionan
mucho
no es la primera vez que nos ocurren... no tengo idea del motivo
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