Dias atrás volvía de pasear con mis hijos con el auto, previo a eso habiamos comprado cosas ricas en una panadería de la zona que tiene todo muy rico!.
Para llegar a casa hay que sortear la barrera de Sucre y por supuesto estaba cerrada. Al rato de esperar detenidos la veo aparecer a Mirta, la cartonera amiga de la cuadra, venía con sus tres hijos y, la panza al aire, no hacía falta ser experto para advertirlo, estaba nuevamente embarazada.
Yo tenía mi pan saborizado en la boca, mis niños disfrutaban el suyo, pensé, le comparto algo de lo que compré, a ella y a sus niños:
- hola sra. (dijo Mirta asomada a la ventana de mi auto)
- hola Mirta, tanto tiempo que no te veía, todo bien?, tomá, aca te doy algo para vos y tus enanos
- gracias sra., si, estoy embarazada de nuevo, yo ya no queria pero...
- aah, Mirta, me pareció... Vos alguna vez usaste algún método anticonceptivo?, sabés de qué te estoy hablando?...
- si, pero mi marido...
- claro, querés que te cuente un poquito sobre eso?
Mirta siempre me cuidó, ella conoce mas que nadie cuando y por donde andar en el barrio, los carteristas siempre buscan la oportunidad y toda vez que pudo me aconsejó por donde no ir. Por mi parte yo siempre le di comida, dinero y cosas para sus chiquitos.
Esa tarde improvisadamente hablábamos de métodos anticonceptivos, fundamentalmente, pensando en su situación social, sobre ligadura de trompas. La conversación terminó con ella pidiéndome ayuda y yo dándole mi número de teléfono celular para que no desaparezca, y mas cercano a su fecha de parto me llame para ver como ayudarla para que se haga ese tratamiento.
La vida a veces es extraña, ojalá llegado el momento, ella tenga el dinero o la manera de llamarme, ojalá en ese momento yo pueda ayudarla poniéndola en contacto con un obstetra en un hospital público.
Ojalá existiera en marcha un plan serio de procreación responsable para que las Mirtas de la vida estuvieran menos desamparadas, mas contenidas, realmente cuidadas.
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