viernes, 22 de abril de 2011

Una de conejos

Se comió un choripan, pidió una tira de asado y un San Felipe (?), dijo; y yo me preguntaba; esto será siempre así?

Ultimamente tengo sueños extraños; y en algún sentido futuristas. Es posible desarrollar la clarividencia o debe nacerse con ella?

Quiero una tableta digital, vuelvo a tener ganas de continuar con la novela; no pretendo ser Vargas Llosa, sino exorcisar tanta basura con la que no me siento identificada y sin embargo, en algún momento he incorporado.

Consulto al I Ching y no hago mas que confirmar mis sospechas.

No parece quedar otra alternativa, me digo, mientras busco precios de pasajes, no serán casualidad las fechas elegidas.

Distancia evasora. Distancia protectora. Distancia sanadora.

Y entonces el Conejo Blanco dio tres toques de trompeta, y desenrrolló el pergamino y leyó lo siguiente:

La Reina cocinó varias tartas
un día de verano azul,
el Valet se apoderó de esas tartas
y se las llevó a Estambul.

-considerad vuestro veredicto!- dijo el Rey al Jurado.

-todavía no!, todavía no!- le interrumpió apresuradamente el Conejo -hay muchas otras cosas antes de esto! (Lewis Carroll)

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