viernes, 6 de mayo de 2011

Buaaaaah!

Llegué con regalos para los niños. A Lucia le compré un pequeño kit de maquillaje de Barbie y a Nico un Transformer:

1- primer paso, lograr desembalar los juguetes, mi padre solía decirle a mi madre si había aprendido a abrir las galletitas por correo, nunca lograba comprenderse cómo hacía para abrir el paquete de modo tal que dejaba de servir para contener a las galletitas (?). Aquí pasó algo parecido, sumado a que los chiches vienen con tanta atadura de seguridad que la conservación de un radio isótopo en agua pesada parece tarea sencilla al lado de esto.

2-siguiente paso, Lucia me pide que la maquille, pintate vos Lula, le digo, y la convenzo. Nico me pide que le cierre el transformer, ahí entra en juego toda mi capacitación recibida en vidas pasadas sobre ingeniería extraterrestre. La cosa se me complica, leo las instrucciones y me imagino agarrándole los testículos con una morsa a su diseñador, a simple efecto de satisfacer mi descarga de odio hacia su persona; no se por qué imagino que se trata de un masculino, pero eso en todo caso seria un dato menor, si hubiera sido mujer también puedo imaginármela haciéndole una mamografia que dure horas.

Suficiente, logro armar el juguete del orto.

Y la reflexión es, será que hace falta un sujeto testosterosneisco en esta casa?, para abrazarme al romper (yo) en llanto luego de atravesar por tan traumática experiencia?

Ah!, Lucia automaquillada se parece a Zulma Lobato.

2 comentarios:

Maisa dijo...

Fíjese Ud., doc, que es evidente que un masculino con el que vivir evidentemente le gustaría.

Aquí con la testosterona de Oliverio me alcanza y sobra (si es que tiene, y si es que carecer de sus testículos no lo afecta)

;)

Amiga D dijo...

Y hubo un momento que pensaste, para que compre esto? en que estaba pensando?