domingo, 27 de noviembre de 2011

El aura

Ultimamente soy la hija de la ostra, pero la de una ostra diferente, es decir, casereo más que nunca, disfruto de no hablar días enteros (algo que sólo puedo hacer los fines de semana sin hijos), y me dedico al fluir. No podría decir que estoy antisocial, por eso hago la diferencia, pero sí que no siento unas desenfrenadas ganas de asistir a eventos sociales.

Ultimamente siento una oleada de conexión con todo lo que sucede al punto a veces de percibirlo más de lo que quisiera. Tengo alérgias que nunca tuve, sarpullidos, dolores de cabeza y estados nauseosos en ciertos entornos.

Ultimamente mi cuerpo pide que le de input de información cósmica, sobre el manejo de la energía y sobre temas que aún no llego bien a comprender. Así fue como se me ocurrió iniciarme en el primer nivel de Reiki a través de un curso casi personalizado, en el que empecé a comprender la dinámica sobre la meditación enfocada a los chakras, y en el que por primera vez en mi vida me hablaron en persona y amorosamente sobre el aura.

Me enseñaron ejercicios para practicar y comenzando por uno en algún momento quizás, tener la posibilidad de verla. Luego investigué navegando un poco más sobre el tema, y parece ser que la mayor parte de las veces uno primero accede a ver un doble contorno sin color o transparente y luego de practicar, sus colores.

Hoy a la tarde estaba sentada muy relajada en el sillón, acariciando a la gata y practicando dejar la mente en blanco, intentando estar en el presente, en el ahora. Tomaba agua de un vaso repleto de hielos y pensaba, ahora estoy acariciando a la gata, ahora estoy acariciando la gata, ahora...comencé a sentir un hormigueo en la mano derecha e hice el intento casi risueño, porque no daba ni dos monedas por su éxito, de ver más allá de lo evidente...

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