- Lucía, jugamos a que yo me llamo Fernando, vos cómo te llamás?
- Yo me llamo Ezequiel Nico, digo, Fernando
- Pero ese es un nombre de varón
- Pero a mi me gusta, así que me llamo Ezequiel
- Pero no podés llamarte como un nene, sos una nena!
- Yo me llamo como quiero Nikito!
- Yo me llamo Fernando, no me llamo Nico!
- Mamá Fernando no me deja llamarme Ezequieeeeeel!!! Buaaaaaah!!!
Y yo en la cocina preparando la cena pensaba luego del grito de Lucía, en qué momento tuve un hijo llamado Fernando y otro Ezequiel?.
- Nico, vos tampoco te llamás Fernando, dejala a Lucía llamarse Ezequiel si quiere
- Pero mami ese es un nombre de nene!, Lucía, mejor llamate Florencia!
- No Nico
- Fernando mami, Fer-nan-do!
- Bueno, no Fernando, ella se llama como se le da la gana porque están jugando y cuando se juega las nenas también pueden llamarse con nombres de nenes
- Bueno, entonces yo me llamo Valentina
- Bueno, si eso te gusta, te llamás Valentina
Listo, ahora tengo una hija llamada Valentina y un hijo llamado Ezequiel. A veces me pregunto en esto de la improvización en la crianza si no estoy bordeando el exceso de libertad expresiva.
¿Será por eso que algo me dice que lo que acaba de suceder pondría los pelos de punta a más de un terapeuta ortodoxo?.
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4 comentarios:
Tengo dos correcciones para usted Dra.
Ahora tiene una hija llamada Ezequiel y un hijo que se llama Valentina. Por mas que los nombres puedan ser elegidos con libertad de genero, eso solo no les cambia el genero a sus hijitos.
Y luego, fijese si no le parece revisar este temita de la improvisación.
Con todo el cariño y respeto que usted me merece.
estamos rozando la locura no? (una psiquiatra dixit)
No, no, no! yo no estoy loca!!!!!!
nah, lo decía por mí ;)
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