De pequeña tenía el pelo de un color muy claro, no me animo a decir que blanco pero si te digo que era de un tono rubio claro, más que el de Susana Giménez, ponele.
Y se ve que a la gente le daba curiosidad, o les ocurría algo más fuerte que ellos porque, tanta claridad lacia resultaba atractiva para ser al menos tocada, así es como mi madre acuñó la frase “otro mozo más que se limpia la grasa de las manos en la cabecita de Jime”.
Cuando Nico era bebé, también resultaba llamativo porque tenía una mirada atenta precoz para su edad, y un par de cejas a contrapelo -heredadas de mi padre-, que le daban un aire a Jack Nicholson. El asunto era tan curioso que la gente me paraba por la calle cuando lo llevaba en el cochecito para mirar bien esas cejas, no podían creer lo que estaban mirando. De hecho recuerdo que eso le molestaba bastante al padre.
El caso de Lucía no es muy diferente, esa enana culona linda tiene un par de faroles de los que abusa haciéndote ojitos pero además, tiene un pelo blondo lacio, lacio, llamativamente lacio y prolijo, porque nunca en su vida me ha dejado peinarla.
A ella también la gente le acaricia la cabeza.
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