Hay días, hoy sería un buen ejemplo, en los que mi cuerpo astral se toma la libertad de separarse de mi cuerpo físico.
Esos días evidentemente debo tener la mirada diferente, alguna vez me han mencionado un aspecto vidríado o como si sintieran que los atravieso sin hacer foco en ellos.
Distinta a la mirada meditatíva, que también me caracteriza, pero que al rato va acompañada de algún comentario de mi parte.
Los días de cuerpo separado quedan como borroneados en mi memoria. Como si se tratara del relato del recuerdo de otra persona.
Como si no los viviera. Como si ocurrieran en una dimensión paralela. Como si se tratara de cierre por mantenimiento técnico o para la realización del balance.
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