lunes, 14 de diciembre de 2009

Diciembre

Mi padre tenía un humor ácido tremendamente divertido al menos para los que lo queríamos, porque ojo, él muchas veces creía que realmente era el personaje principal que padecía sus historias.

Muchas de ellas eran del estilo de estar apagando a las puteadas la luz del baño de su casa y que coincidentemente en ese instante, explote la cámara de electricidad que alimentaba la manzana donde vivía.

Esa clase de “mala suerte” muchas veces lo seguía, un poco quizás generado por su escepticismo y otro poco porque el azar se divertía haciéndolo enojar.

Hoy, a raíz de un comentario que dejé en un blog que recomiendo ampliamente, un querido amigo de mi padre Luis Scafati -no quiero dejar de mencionar que lo que él hace me parece maravilloso-, hizo contacto conmigo y trajo a mi memoria infinidad de recuerdos que me hicieron llorar y reír a carcajadas.

Y como ustedes saben, no creo en las casualidades, gracias Luis.

3 comentarios:

Maisa dijo...

Vos me enseñaste a volver a ver que las casualidades no lo son tanto.

Me alegra saberte emocionada.

Estás a flor de piel.

Te quiero Reina!

Besha

Madame Lulu dijo...

que lindo!!

luis scafati dijo...

Jime, es verdad, las casualidades no existen, un abrazo y gracias.