Se aflojó la base de la canilla monocomando de la cocina. Estuve todo el día intentando contactar a un plomero para que viniera a arreglarla antes de quedarme con la parte externa del comando en la mano y la inferior suelta a su libre albedrío inundando el bajo mesada.
Lograr que un plomero te atienda en lugar de su contestador es más dificil que ubicar a un médico en tiempos de pandemia.
Los niños se encontraban en casa de su padre, miré con odio la canilla, pensé, no puede ser tan complicado, y haciendo un juego de palabras me dije, pero si hasta un mono a comando debería poder arreglar esta cosa.
Saqué todo elemento que se encontraba en el bajo mesada, linterna y pinza pico de loro en mano me introduje en el receptáculo mientras sin buscarlo inventé una asana -tengo que recordarla para publicarla y hacerme famosa-, y 45´ más tarde el problema estaba resuelto.
Luego lloré.
Lloré desconsoladamente, obvio, no por la canilla.
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4 comentarios:
Ay qué linda...no me shore, arregle y no sólo la canilla, obvio.
Genia Jime!!!! Claro, ese shanto es único.
Ahora y una vez mas el comando no es del mono sino tuyo!!
Besos
Boluda, shoro ahora mientras te leo. Besos que enjuagan lagrimas te mando, mierdacarajo, shanto.
Magah, el comando a veces se me va de las manos...
y si!, mierdacarajo! y que no decaiga!
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