Estoy cansada, lo que en mi caso es sinónimo de distraída, porque estar distraída no es mi estado por default.
Hoy a la mañana hice una maratón con los niños y su control con el pediatra para luego llegar a la oficina. En poco tiempo me di cuenta que no tenía el celular. Ya me llamaba la atención no escuchar los sonidos de algún llamado, mensaje o mail.
No sé si lo perdí o quedo en casa, pero lo más llamativo es que no me importa.
Por unos días me gustaría que el mayor de los problemas se deba a tener que pensar si será mejor ponerle accetto balsámico o limón a la ensalada.
Por unos días, que no tenga el celular no me impide ser consciente de mis contradicciones.
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