lunes, 23 de noviembre de 2009

tqm

- ... Porque tampoco es posible andar por la vida regalando "te amos"... (dijo, para terminar de darle forma a la idea).

Y no, en la adultez eso se nota, veo a mis niños abrazando y diciendo te quiero mucho a quienes les generan querer decirlo, y a mi ni se me ocurre decirles que acaban de conocer a esa persona (!!), porque en definitiva si lo pienso más en profundidad, ellos realmente sienten eso por ese otro ser, al menos en ese preciso instante en el que lo están diciendo.

La diferencia, no menor, es que los adultos antes de decir algo de semejante envergadura -perdón por el exabrupto-, hacemos una proyección a futuro.

Muchas veces dejamos de decir “te quiero mucho” porque nos imaginamos como será la continuidad de esa relación, o que atribuciones se tomará el otro al confirmar nuestro sentir, ¿lo manipulará?, ¿huirá despavorido?, ¿necesitará expresar que no siente lo mismo o con la misma intensidad?

Y así es como frente a la posibilidad de ocurrencia de tales desenlaces, fruncimos el upíte y decidimos reservar para nuestros adentros, bien adentro, nuestra expresión del cariño.

Dejándolo reducido a las sombras de nuestra alma.

3 comentarios:

Maisa dijo...

Yo le aconsejo explayarse Reina, es liberador, y como ud misma ha dicho, somos dueños de nuestro cariño, no del ajeno.

No creo que alguien a quien queremos sea capaz de manipular ese cariño. Y si lo hace, es su pobreza interior, no la nuestra.

Salir corriendo es otra historia, más bien producto de los límites del otro.

No obstante, siempre (pero siempre) elijo decir lo que siento.

El que no arriesga, no gana.

Tal vez en eso soy niña también.

Aprovecho la oportunidad para decirle públicamente, que la quiero.

Besha

Madame Lulu dijo...

a mi me da como una cosita ir desnudandome

Jime dijo...

y si Lulú, es que se nos arruga el alma

claro besha, expresarse es lo mejor... aunque Ud. conoce mis reservas, también conoce cuando me brindo