Sólo somos dueños de nuestro cariño -hacia los demás-, no lo somos del cariño que los demás sienten por nosotros, así como tampoco ellos del cariño que sentimos por ellos. Este es el ABC de la vida, no importa el vínculo o relación de la que estemos hablando, uno no posee al otro, al menos no en una relación adulta.
Algo difícil de comprender y más aún de aceptar, porque implica un permanente esfuerzo de nuestra parte por nutrir “esa” relación. Donde “permanente” podrá ir variando en función de la misma, verdad de perogrullo, de su “funcionalidad”, de sus necesidades.
Nadie tiene a nadie asegurado a su lado, eso es algo seguro. Creer que la vida se trata del control sobre el otro, es lo mismo que creer que es posible manejar los sentimientos. Años me llevó comprender el real significado de esta teoría (¿?), años me llevará poder implementarla en su mejor traducción.
Por eso, con éste escaso entrenamiento en relaciones, de momento intento disfrutar y celebrar el simple encuentro de almas, momento en el cual las dos partes involucradas en el sistema quieren compartir -vivenciar- un “tiempo” de sus vidas.
Porque, ¿qué es acaso la vida sino eso?.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
5 comentarios:
aunque a veces esos momentos de encuentro sean minutos, el valor es incalculable. Te dejo un besito.
yo tengo la imagen de ir en tren y compartir el recorrido con gente que sube, baja, algunas veces se queda demasiado y algunas veces menos de lo que uno quisiera.
Cualquier similitud de esa imagen con la vida es pura coincidencia
Aplaudo, de pie.
"Eso" es lo más maravilloso que tiene la vida.
Linda manera de decirlo. Lúcida, y sinceramente tuyo!
Salud!
merci besha!
Publicar un comentario