miércoles, 17 de marzo de 2010

Perogrullada

El lunes me levanté descompuesta, el martes un poco mejor pero con febrícula y hoy un poco mejor que ayer, todo parece ser compatible con una intoxicación alimentaria. Lo dicen los libros, lo que aún padezco se trata de un proceso que suele durar, descanso mediante, 48 a 72hs.

Proceso que por más que querrámos apurar dura lo que necesita durar. Algo que nos resulta simple de comprender cuando se trata de una afección física. Quien no se ha lastimado la piel alguna vez y habrá observado su tiempo de cicatrización? A partir de una herida en la dermis nuestro cuerpo desencadena los sistemas de coagulación y reepitelización necesarios para recuperarnos.

Pero que sucede con las heridas del alma, las que no tienen una sanación mecanizada, al menos no fisiológícamente hablando, las que ni siquiera se resuelven del mismo modo en diferentes etapas de nuestra vida?.

Esas heridas deben seguir su propio curso, con o sin ayuda soporte -terapéutica, etc-, deben artesanalmente encontrar su camino, tanto para sanar como para no dejar secuelas que nos lleven a sentir temor para abrir a futuro un espacio natural que nos permita incorporar nuevas experiencias.

Esas "heridas" deben transitar el sendero a conciencia.

3 comentarios:

Madame Lulu dijo...

de esas heridas me preocupan las cicatrices

Jime dijo...

claro, como no preocuparse si son su consecuencia inevitable

si no vivimos no atesoraremos heridas, mucho menos cicatrices

pero no viviremos

santos dilemas!

Maisa dijo...

Me encantó.