Ahora, un poco más lúcida que ayer puedo contar que lo bueno de terminar el dÍa en una feria de espumantes es que después de la segunda o quizás tercer cata se cumple la premisa de Alejandro.
Inesperadamente me encontré con un ¿especialista en comunicación? -no se si se dice así-.
Él, amorosamente, luego de confesar que le había prometido a su mujer que se volvía en taxi, me orientó y ordenó el circuito de cata recomendado, acorde a las bodegas a la vista, sin dejar de confesar también, que se trataba de un nock house -produccionismo me mandó un mail diciendo que me exprese con propiedad, se dice know how, sólo para que veas que este blog es tan transparente como el cuarzo- adquirido de otro conocido, en este caso de él, que se acababa de retirar.
Así fue como, no recuerdo la exacta hilación -creo que no existe esta palabra en el idioma español- de la charla, llegamos a mi parecido con Cecilia Roth y su fuerte poder de seducción en el mundillo de las lesbianas, algo desconocido para mí, y terminamos con lo que a partir de ese momento pasamos a denominar la historia de "mi novia la lesbiana".
Historia que sabrás comprender, debemos mantener en reseva, más allá de que lo poco que recuerdo de ella es que cumple años un día antes que yo.
Luego, en el sitio feriante había unos silloncitos blancos donde sentarse y unas mesas con unas botellas self service... tremendo!!!
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2 comentarios:
Viste, no fui la única que te dije que te parecias a la Roth.
Ahora lo de la sexualidad ni idea.
Vnd.
lo de la sexualidad era novedad también, decí que me gustan mucho, mucho los hombres, porque pensándolo con cariño si me gustaran las mujeres, le daría
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